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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

26 de julio de 2008

Tríptico



Duccio de Buoninsegna


Triptych

1305-08
Panel, 44,9 x 31,4 cm (centre); 44,8 x 16,9 cm (each wing)
Royal Collection, Windsor

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Vendée



Por Vittorio Messori

Ya tenemos aquí el libro aguafiestas, la implacable obra de un joven historiador que ha provocado las iras de la inteligencia francesa, que - suntuosamente patrocinada por François Mitterrand- celebró en 1989 «glorias» y «fastos» de la Grande Révolution que cumplía entonces doscientos años.

Estamos hablando de Le génocide franco-français: la Vendée vengée, de Reynald Secher.

Estas terribles páginas tuvieron en su momento algún eco en nuestros diarios, pero la industria «oficial» del libro, que sin embargo va saqueando de todo, hasta lo irrelevante, especialmente del francés, no había encontrado sitio para ellas. Ha suplido esto una nueva y pequeña editorial que -¡rara avis!- no sólo no esconde su orientación católica, sino que de esta inspiración quiere hacer la única base, sin compromisos, de su producción.

Su programa editorial, por lo tanto, prevé la publicación de obras nuevas, originales o traducciones, pero «malditas», o sea rechazadas por la ideología dominante en las editoriales, incluida alguna que ya fue, o aún se declara, «católica». Pero también prevé la recuperación de obras del pensamiento cristiano de los siglos XIX y XX imposibles de encontrar, muchas veces no por falta de mercado, sino por falta de «simpatía» por parte de cierta cultura que se declara «pluralista», «paladina de la tolerancia», mientras está realizando una dura censura ideológica.

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III. Arquetipo e individuo


por el R.P. Alfredo Sáenz




Pero el tema de los modelos no afecta sólo a las naciones y, consiguientemente, al estudio de la historia universal y patria, sino que tiene que ver también con el hombre individual. Son dos aspectos que se conectan entre si. Porque la inmanentización de la visión histórica tiene como colofón que la significación de los hechos se inicie y se agote en el hombre, un hombre hecho a imagen y semejanza de sí mismo. Es el drama del antropocentrismo contemporáneo, de un hombre sin referencias ni religaciones que lo trasciendan.

El hecho es que así como no hay enseñanza verdadera de la historia sin atingencia a los paradigmas, tampoco hay realización del hombre sin contemplación de sus arquetipos. Cabe ahora decir algo sobre el significado de la palabra arquetipo, cuyo origen se remonta a la tradición cultural del mundo griego. Typos, primitivamente, significaba golpe, ruido hecho al golpear, marca dejada como consecuencia de un golpe. Arjé agrega el sentido de principalidad, originalidad. Por tanto: golpe o marca original. El arquetipo es así una suerte de modelo original que golpea al hombre y lo atrae por su ejemplaridad, un primer molde –inmóvil y permanente–, una forma o idea concretada en una persona, que tiende a marcar al individuo, instándole a su imitación.

El Arquetipo supremo es Dios mismo, el ejemplar sumo, o mejor, el que contiene en sí las ideas ejemplares de todas las cosas. En lo que respecta al hombre, es Él quien originalmente le ha dado un toque, le ha puesto su marca, lo ha modelado al modo de un artesano, haciéndolo su icono, su imagen, su reflejo.

Universalizando la materia, podemos decir que la causa ejemplar es aquella a cuya imitación obra el agente, el paradigma o forma ideal que éste se propone al realizar una obra; su virtualidad causal consiste propiamente en ser imitada, en suscitar una semejanza no casual ni espontánea, sino pretendida, buscada.

«Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra», dijo Dios al crear al hombre. Los Padres de la Iglesia enseñaban que la imagen es algo ontológico en el ser humano, algo imperdible; la semejanza, en cambio, es más bien ética o moral; si la imagen es el ser, la semejanza es el quehacer. Todo el sentido de la vida del hombre consiste en ir de la imagen a la semejanza, acercándose así al Arquetipo original. En lenguaje de Scheler: «ser, en el sentido pleno de la palabra, es ser capaz de seguir en pos del Arquetipo». O, como escribe Caponnetto, «al hombre le corresponde el tránsito del deber-ser ideal y normativo al ser real, hacer que su esencia valiosa tenga existencia plena concreta».

La sabiduría griega logró atisbar esta vocación modélica que oculta el hombre en sus mismas entrañas. Especialmente Platón, en su célebre alegoría de la Caverna, donde lo que en definitiva se propone es convocar a los cautivos para que emerjan a la superficie y renuncien a lo rastrero, de modo que, superando su estado de extrañamiento, se eleven hacia la contemplación esplendente de las formas ideales. En el pensamiento de Platón, el descubrimiento de lo que debe ser el hombre normal, no es, como para nuestros contemporáneos, el resultado de una compulsa estadística que nos da la media aritmética, el uomo qualunque, sino que lo normal es lo normativo, y por tanto lo superior y ejemplar. Esta idea cautivó al mundo griego y se reflejó hasta en las artes. A Fidias se le ha comparado con Sócrates, porque en sus mármoles uno, y en sus enseñanzas el otro, ofrecieron las pautas de un elevado deber-ser, siempre en dependencia de los modelos arquetípicos.

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Continuará...

26 de Julio, Festividad de Santa Ana



Joaquín y Ana son dos nombres llenos de grandeza a los ojos de Dios, grandeza que se esconde en la sencillez y la humildad. Dos nombres con un sentido maravilloso y providencial.

Joaquín significa preparación del Señor, trabajo y constancia. La providencia divina mueve los hilos de la historia. Durante largos siglos el Señor preparó, por medio de los profetas y patriarcas, la venida del Deseado de las naciones. Israel deseaba con ansia renovada esta llegada.

La tardanza no ahogaba los anhelos de Joaquín y Ana. Ellos se acercaban al ocaso de la vida sin descendencia. Pero seguían rezando y porfiando al Señor con oración inflamada. Su esperanza se mantuvo incólume.

Ana "la Madre de la Mejor", como la llama Lope de Vega en el título de una comedia, quiere decir amor y plegaria. No era la primera que llevaba este nombre. Una contemporánea suya, la profetisa Ana, también esperaba al Mesías. Y lo encontró cuando Jesús fue presentado en el templo.

En el libro I de Samuel aparece otra Ana, la madre de Samuel, con una historia parecida a la de la madre de la Virgen María. Estaba rezando ante el Señor. Movía los labios, pero no se oía su voz.

Los sacerdotes creen que está borracha. "No he bebido vino, les dice, es que estaba derramando mi alma ante el Señor". Su alma estaba llena de tristeza. Sufre el oprobio de la esterilidad, porque Dios no la ha considerado digna de darle un hijo que pudiera ser el Mesías de Israel. Dios la hizo madre de Samuel.

Por eso reza y llora también la esposa de Joaquín. Presiente que va a llegar el Redentor, ora intensamente para acelerar su venida. Pero está triste, porque se ve envejecer en la esterilidad.

Las oraciones de Ana fueron escuchadas. Un ángel -según algunos el mismo de la Anunciación- se aparece a Ana en la Puerta Dorada del templo y le profetiza el nacimiento de una Niña que se llamará María y será la predilecta del Señor. "Oh bellísima Niña, dice San Juan Damasceno, benditas las entrañas y el vientre de los que saliste".

En el seno estéril de Ana germinó la plenitud de la gracia. En sus entrañas se realizó el sublime misterio de la Concepción Inmaculada de María "prodigio de prodigios y abismo de milagros", dice el Damascebo. "Santa tierra estéril, que al cabo produjo, toda la abundancia, que sustenta el mundo", según se expresa Miguel de Cervantes en "La Gitanilla".

Todos los antiguos anhelos se habían condensado en Joaquín y Ana, en ellos se iban a cumplir las promesas. Fueron los padres dichosos de la niña María, que Dios luego la haría su Madre y nuestra Madre.

De Joaquín y Ana podemos decir que si Dios los escogió para una obra tan admirable, grandes tuvieron que ser aquellos dos corazones. Si habían de educar a la que Dios escogía como Madre de su Hijo, cuánta dulzura, bondad y hermosura habría en aquellas almas. Pues habían sido destinados por Dios para ser los padres de una Niña sin par, no sólo sin mácula, sino llena de gracia "la llena de gracia", la bendita entre las mujeres, la Hermosa, la Agraciada, María "lugar alto en donde habita Dios".

El culto a San Joaquín es más reciente. Pero el culto a Santa Ana es muy antiguo. En Jerusalén está la iglesia de Santa Ana, cerca del templo. Allí vivían, según la tradición, Joaquín y Ana. Y, según la opinión de muchos Padres, ahí nació la Aurora de nuestra salvación, la Virgen María.

25 de julio de 2008

El informe Rekers: el estudio que frenó la adopción gay en Florida



Tomado de Forum Libertas

El neuropsiquiatra George A. Rekers argumenta con numerosos estudios por qué un niño necesita un padre y una madre.

En octubre de 2004, el Estado de Arkansas examinaba una norma estatal que impedía entregar niños en adopción a hogares con homosexuales. El experto que debía hablñar en defensa de esta norma del Estado era el Dr. George A. Rekers, profesor de Neuropsiquiatría de Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Carolina del Sur.

Rekers preparó un informe de 75 páginas sobre la documentación científica que muestra las diferencias entre las parejas homosexuales y las heterosexuales y el impacto que tiene en los niños criarse en hogares homosexuales. Defendiendo la postura homosexualista estaba la abogada Leslie Cooper, en nombre de la asociación laicista y pro-gay ACLU.

Para asombro de todos, la abogada del Estado, Kathy Hall, no dejó que Rekers presentara este material…¡que debía defender precisamente la postura del Estado! Le impidió presentar todos los datos sobre porcentajes de pedofilia en población homosexual, porcentajes de sida, de violencia doméstica entre homosexuales y de desórdenes psiquiátricos entre homosexuales.

De todo el material científico recopilado, la abogada del Estado sólo usó un 20%. Y el Estado de Arkansas perdió el juicio, por supuesto, abriendo la puerta a la entrega de niños a progenitores gays en adopción en este estado.

¿Por qué hizo eso la abogada Hall?

Después de este juicio se ha sabido que la abogada Kathy Hall es socia activa de ACLU, que colabora con servicios legales gratuitos con el Proyecto Lesbiana y Gay ACLU y en 2005 formó equipo con la que había parecido su adversaria –pero era compañera en ACLU- Leslie Cooper, asesorando otro caso homosexual en Arkansas. Es decir, la abogada del Estado en realidad estaba a servicio de quienes demandaban al Estado, de la ACLU.

El juez siguió la corriente a ACLU y consideró que el doctor Rekers era un “testigo sospechoso” que “estaba allí principalmente para promover su propia ideología”.

El gran pecado de este doctor y profesor universitario de neuropsiquiatría era –como no se cansa de repetir la web de ACLU- ser cristiano. Más aún, ministro ordenado de la Convención de Baptistas del Sur.

El mismo año 2004, el doctor Rekers usó su informe para un caso similar (Lofton contra el Departamento de Infancia de Florida) y el equipo multidisciplinar que promovía la adopción en pareja heterosexual ganó: Florida mantuvo la prohibición de entrega en adopción de niños a hogares gays. También los Boy Scouts usaron parte de la argumentación científica recogida por Rekers ante el Tribunal Supremo y ganaron un caso similar.

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25 de Julio, Festividad de Santiago Apóstol, Mártir, Patrono de España




Bajo la autoridad de Pedro y con el acuerdo de los doce, los Apóstoles se distribuyen la tierra conocida para proclamar el Evangelio de perdón y de salvación, como les había ordenado Jesús. Según la tradición, a España, provincia del Imperio, es enviado Santiago el Mayor, uno de los hijos del Zebedeo, el hermano de Juan. De carácter fuerte y ambicioso, arrebatado, Hijo del Trueno, y predilecto del Señor. Hispania, culturizada por Roma, se había enriquecido con un cruce de colonizaciones y civilizaciones. Los iberos de Afrecha habían dado a nuestra patria el nombre primigenio de Iberia, como hija del padre Ebro, máximo exponente de la tierra. Del centro y del norte de Europa, llegaron después los celtas, hombres rubios y algo más refinados, en contraste con los africanos, que eran morenos y fuertes. Del mestizaje de los dos pueblos nacerán los celtíberos, que darán el nombre a Celtiberia. Los griegos también colonizan a Iberia, antes de que vengan los romanos e integren la península como Hispania, constituida ya colonia romana. Este cruce de invasiones dio lugar a un enjambre de paganismo y de religiones, necesitadas de evangelio y difíciles para recibirlo.

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Batalla de las Navas de Tolosa


por Juan Eslava Galán

A cinco kilómetros de SANTA ELENA, el pueblo mas septentrional de la provincia de Jaén, junto al paso de DESPEÑAPERROS, existe un paraje donde los restos de armas antiguas son tan abundantes que durante siglos han surtido a los labriegos de la comarca del hierro necesario para la fabricación de sus herramientas. Es el campo de batalla de las Navas de Tolosa.El combate ocurrió en el año 1212, pero en realidad, toda la historia comenzó mucho antes. Cuando el califato de Córdoba se descompuso en un mosaico de pequeños estados (los llamados reinos taifas), los reinos cristianos del Norte aprovecharon la oportunidad para ampliar sus fronteras hasta el río Tajo y tomar a Toledo. Los débiles reyezuelos de taifas tuvieron que comprar la paz y la protección de los monarcas cristianos pagando crecidos tributos anuales.Por aquel tiempo los almorávides, una confederación de tribus bereberes, habían forjado un poderoso imperio que se extendía por lo que hoy es Marruecos, Mauritania, parte de Argelia y cuenca del río Senegal. La creciente presión cristiana no dejaba más alternativa a los cada vez más débiles reyezuelos andalusíes que solicitar ayuda a los almorávides. Pero no se atrevían a dar este paso porque temían que sus rudos correligionarios del desierto se prendaran de las fértiles huertas y populosas ciudades de al-Andalus y se las arrebataran. Finalmente el rey Motamid de Sevilla se atrevió a dar el paso decisivo y firmó un pacto con el sultán almorávide. Prefería, alegó, ejercer de camellero en Africa a ser porquero en Castilla.

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24 de julio de 2008

Los arquetipos (2)


II. La enseñanza de la historia

En el ámbito de las escuelas y colegios es advertible el rumbo antimodélico que toma la enseñanza de la historia, la materia que más se presta para la exaltación de los arquetipos.

«Nunca se llegará a la comprensión histórica –escribe Huizinga– sí no visualizamos la imagen de los individuos que fueron los primeros en concebir los pensamientos, que cobraron ánimo para obrar, que arriesgaron y salieron victoriosos donde otros muchos se entregaron a la desesperación».

En este sentido, Hesíodo y Homero, a pesar de que no fueron historiadores, en sentido estricto, sino más bien poetas, resultaron auténticos educadores a través de la historia, porque al exponer las hazañas de los héroes, enseñaban implícitamente el deber-ser del ciudadano de la polis.

«No es el conocimiento de lo cotidiano –escribe Caponnetto–, de suyo variable y pasajero, lo que perfecciona las almas, sino el detener la mirada en los gestos, en los actos, en los pensamientos que han vencido la fugacidad diaria, que han conquistado un sitio en la historia y por eso se han vuelto actuales, es decir, permanentes, de interés constante.

«Homero es nuevo esta mañana y el diario de hoy ha envejecido ya», decía Péguy aludiendo a esa contemporaneidad de lo superior, en contraste con la caducidad de los sucesos ordinarios». Bien escribía Chesterton: «Tradición no quiere decir que los vivos están muertos sino que los muertos están vivos».

Hoy se prefiere otro tipo de enseñanza de la historia, adecuada a la superficialidad del ambiente. Una historia no comprometida, profesionalista y descriptiva, químicamente pura, sin adjetivos, y, si es posible, sin sustantivos, en última instancia, una historia amorfa, informe e incapaz de formar. Es lo que propiciaba Latreille: «La explicación histórica debe evitar los juicios de valor, sean intelectuales o morales». A eso le llaman objetividad. Lo que se esconde detrás de dicho método es una adhesión incondicional al movimiento, al continuo devenir histórico, sobre la base filosófica de la ambigüedad sustancial de las cosas humanas.

Así, se va creando una generación de relativistas, que no se exponen por nada, porque nada merece la pena. Cada generación, se dice, tiene que volver a escribir la historia a su manera; en el caso de la historia argentina, ayer se nos la enseñó destacando la filiación hispanocatólica, hoy nuestra procedencia iluminista, y mañana podremos elegir la que queramos o preferir no tener ninguna. Así han concebido la historia los liberales y también los marxistas; se sabe cómo cada cierto tiempo Stalin ordenaba escribir de nuevo los textos de historia, exaltando y degradando personajes, según las conveniencias del momento.

Una enseñanza de la historia de este tipo no deja sitio para el misterio, por cuanto margina toda huella de supratemporalidad. Pero he aquí que el tiempo es ininteligible si no se lo considera a la luz de la eternidad. Así lo entendía San Agustín, para quien la historia sólo resultaba comprensible sobre el telón de fondo de la Divina Providencia y de la suprahistoria; sólo se volvía inteligible cuando se la consideraba no sólo con un punto de partida y un punto de llegada, ambos extratemporales, sino también con un centro de gravitación, en la plenitud de los tiempos, que no era otro que el Verbo encarnado, preparado a lo largo del Antiguo Testamento, revelado en el Nuevo, y conduciendo a la humanidad rescatada hacia un fin sin fin. Una historia que se desarrollaba al modo de una conflagración entre dos ciudades que se enfrentaban en el curso de los siglos.

Semejante manera de entender la historia es desconocida o burlada. La enseñanza de dicha asignatura actualmente en boga se encierra en lo inmanente, como el topo se esconde debajo de la tierra ignorando el panorama amplio y azul del firmamento. Es el grave error del historicismo, que vicia toda auténtica docencia de la historia, ya que castra al hombre al cortarle sus religaciones metahistóricas. Sólo queda el fenómeno, en el sentido kantiano de la palabra.

«No creo en la Divina Providencia –decía Edward Carr–, ni en otra cualquiera de las abstracciones a que se ha atribuido algunas veces el gobierno del rumbo de los acontecimientos». De ahí que «los historiadores serios –agrega– no pueden pertenecer a la escuela de Chesterton y Belloc».

El historicismo se nos presenta así como la proyección en el campo histórico del camino secularizante que viene tomando todo el saber científico desde los comienzos de la modernidad. Al obviar la Providencia, y cualquier perspectiva suprahistórica, los historiadores sedicentes realistas se ven obligados a recurrir a sucedáneos de la Providencia, por ejemplo el evolucionismo, pero sobre todo el mito del progreso indefinido. Croce vio bien al decir:

«No se le puede ocultar a nadie el carácter religioso de toda esta nueva concepción del mundo, que repite en terminología laica los conceptos cristianos... el Dios laico del paraíso terrenal».

Tal es la historia que hoy se quiere enseñar. Una historia que destierra la profecía, la previsión del futuro, con base en los elementos que ofrece la tradición. Pero que también destierra la memoria. Solzhenitsyn ha denunciado el siniestro plan que en su momento elaboró el régimen marxista para destruir la memoria de su patria mártir en aras de la gestación del «hombre nuevo». Bien señala Caponnetto que «la historia es la memoria de los pueblos, y una nación sometida al reemplazo sistemático de su memoria acaba en el olvido».

La preterición de las raíces y de los arquetipos fundacionales, no tiende sino a engendrar aquellos «ciudadanos del mundo» que propicia la política educativa de la UNESCO, sobre la base de la abdicación de lo nacional y en orden a la consolidación de un mundo homogeneizado. La enseñanza de una historia sin raigambre se torna indispensable para llevar adelante el proyecto de la factoría próspera y aséptica. Hacer de cada país un peón de ajedrez en el tablero del Nuevo Orden Mundial.


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Continuará...

Sobre la Autoridad (2)


EL PROGRESO SOCIAL POR MEDIO DE JESUCRISTO AUTORIDAD (2)


Señores:
Después de haber probado lo necesaria que es la autoridad para el Progreso social, hemos mostrado en Jesucristo Hombre Dios la fuente de toda autoridad en el cristianismo. Jesucristo, a constituirse en la Iglesia como autoridad permanente, produjo en toda autoridad una transformación radical que elevó el orden social entero: libró a la autoridad de los tres vicios que la minaban sordamente e impedían que se engrandeciese así misma, y consigo la obediencia de los pueblos y el Progreso de las sociedades:
· el primero consistía en la ausencia de lo divino;
· el segundo en la servidumbre de la conciencia producida por la dominación del hombre;
· el tercero en el egoísmo en el ejercicio del poder.
Jesucristo libró a la autoridad de esos tres vicios profundos; puso en ella lo divino constituyéndose a sí mismo en autoridad; emancipó la conciencia humana creando una soberanía de las almas que solo de él depende; y al egoísmo del poder sustituyó la abnegación en el ejercicio de ese mismo poder; en una palabra, creó una autoridad divina en su principio, espiritual en su dominio, toda de abnegación en su fin, y de ese modo transformó la autoridad y elevó el orden social.
He ahí lo que hizo en favor del Progreso social la autoridad de Jesucristo constituida en la Iglesia. Y ¿qué ha hecho con respecto a esa autoridad la sociedad moderna? Ha tomado en presencia de ella tres actitudes diversamente funestas para el Progreso social de las naciones cristianas: la de la indiferencia, la de la rivalidad, la del odio.
Jesucristo tratado como extraño por los gobiernos, Jesucristo tratado como rival por los mismos gobiernos, y Jesucristo tratado como enemigo por los ingobernables: he ahí lo que yo llamo tres errores, tres calamidades sociales que quise rechazar lejos de nosotros en mi último discurso. La conclusión de este no pudo ocultárselos; pues es que la autoridad de Jesucristo constituida en la Iglesia no debe ser considerada por las sociedades modernas como extraña, ni menos como rival, ni menos aun como enemiga, y que todo el orden social debe sostenerse, elevarse y engrandecerse en Jesucristo y por medio de Jesucristo Soberana Autoridad.

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Un ejemplo de vida



Juan Pablo II canonizó el 16 de Mayo del 2004 a la cirujana y pediatra Gianna Beretta Molla, quién entregó libremente su propia vida a los 39 años de edad, el 28 de abril de 1962, para salvar a su cuarto hijo, Gianna Emanuela, que estaba por nacer. Optó por no someterse a un tratamiento de cáncer que hubiese matado a la criatura. Se le había recomendado un aborto. Al negarse, murió al desarrollar una peritonitis séptica muy dolorosa. Como médico, ella sabía muy bien la realidad de su condición, pero prefirió morir para dar vida a su hija.
Pablo VI describió a Gianna como "una madre que, para dar a luz a su bebé, sacrificó la suya propia en una inmolación deliberada".
Gianna Molla, de la Arquidiócesis de Milán, era miembro de la Acción Católica. Ella dijo de su trabajo: "Como el sacerdote toca a Jesús, así nosotros los médicos tocamos a Jesús en los cuerpos de nuestros pacientes."
Le gustaba esquiar, tocar el piano y escuchar conciertos. Su esposo Pietro Molla, ingeniero, vive en Milán, describió a su esposa como una persona completamente normal que constantemente decía que sus hijos eran su gozo, su orgullo y su tesoro. El Cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos dijo: "Ella vivió su matrimonio y maternidad con gozo, generosidad y absoluta fidelidad a su misión"
En el libro "Primo Piano: Gianna" (Gianna de cerca), Molla cita a su esposa:- "No se puede amar sin sufrir o sufrir sin amor".-"¡Miren a las madres que verdaderamente aman a sus hijos, cuantos sacrificios hacen! Están prestas para cualquier cosa, aun hasta dar sus propias vidas."
Santa Gianna: "¡Su supieras que diferente se juzgan las cosas a la hora de la muerte!... Que vanas parecen ciertas cosas a las que les dábamos tanta importancia en el mundo"
El cuerpo mortal reposa en el cementerio de Mésero, a 4 kilómetros de Magenta, Italia.
Beatificada en 1994, año de la familia, por Juan Pablo II, quien la propuso como modelo para todas las madres. El Papa elogió a Gianna, quién no eludió el sacrificio, confirmando así su virtud heroica.
La milagrosa recuperación de Lucia Silva Cirilo de Brasil, quién padecía una grave infección después de una cesárea, fue atribuida a la intercesión de la Beata Gianna. Muchas otras curas se han reportado.
Si hubiese estado aun en el mundo en el año en que fue beatificada, Gianna hubiese tenido setenta y dos años.
Canonización. El milagro atribuido a la intercesión de Gianna Molla que abrió paso a la canonización: Elisabete Arcolino Comparini, con tres meses de embarazo, perdió todo el líquido amniótico. Ella y su esposo le pidieron a la beata Molla y la niña nació bien en mayo del 2000. El nacimiento es científicamente inexplicable. La llamaron Gianna Maria.

24 de Julio, Festividad de Santa Cristina


Un caso más de conciencia. ¿Qué debe hacer su padre? ¿Matar a su hija u obedecer al emperador?

Es la frase del Evangelio:"Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".

Era hija de Urbano, un gobernador pagano de armas tomar.

Su hija, por el contrario, tuvo la suerte de entrar en contacto desde muy pequeña con unas mujeres cristianas. Estas, contentas y felices, le enseñaron la vida y obra de Jesucristo.A medida que iba aprendiendo, vivía cuanto aprendía. Y para colmo, el padre no sabía ni palabra.

Como niña, se entretenía en romper las estatuas de los falsos dioses que el padre tenía en casa. Un juego más, pensaba el padre.

La realidad era todo lo contrario.

Pero cuando se enteró de que era cristiana, pronunció estas palabras:"No se ha decir en el mundo que una niña me dio la ley, ni que estos hechiceros de cristianos triunfan de nuestros dioses en medio de mi propia familia. Yo veré si sus hechizos pueden más que mis tormentos y si la paciencia de una hija ha de hacer burla de la cólera de un padre".

La sometió a toda clase de sufrimientos. De todos ellos la libró el Señor. Hay un momento en que el propio padre la llevó al templo de Apolo para que rezara e hiciera los sacrificios pertinentes. Pero el dios se cayó derrumbado al suelo ante su padre. Este, en un acto de violencia, cayó fulminado de muerte.

Otros gobernadores hicieron los mismo. Y, cansados, no tuvieron más remedio que darle muerte para el escarmiento de los cristianos que crecían como la espuma en tiempos de dificultad.

Sus restos los llevaron de Toscana a Palermo en donde se veneran en la actualidad.

No hay edad para que el amor de Cristo prenda en los corazones.

23 de julio de 2008

Los arquetipos


Introducción

Los arquetipos y la admiración

En nuestro tiempo se hace más necesario que nunca resaltar la importancia de los arquetipos en la vida de los individuos y naciones, destacar la fuerza insustituible de los paradigmas en la forja de las sociedades y de las personas particulares.

I. Una escuela sin arquetipos

No hace mucho Antonio Caponnetto publicó un notable libro bajo el título de Los arquetipos y la historia, en el cual nos inspiraremos para algunas de las reflexiones que siguen. Dicho autor señala hasta qué punto la escuela no cumple su oficio verdadero de religar las inteligencias con la Verdad y la Sabiduría, sino que se ha ido convirtiendo en una institución pragmatista, limitándose a asegurar salidas laborales, basada en el utilitarismo: la acción, el éxito y la eficacia. El alumno deberá capacitarse tan sólo para comprender el mundo económico y social en que habrá de insertarse, interesado únicamente en el provecho que pueda alcanzar en la vida. El ideal concebido es el de un homo faber, industrioso, productor y consumidor. A este propósito ha escrito Delgado de Carvalho que «la finalidad de la generación actual no es formar caballeros medievales, sino proponer hombres eficientes en sus profesiones». Por cierto que una escuela semejante no quiere saber nada de arquetipos. Aborrece los modelos, los destierra del horizonte de los alumnos. Esos colegios buscan la llamada integración del chico en la sociedad tal cual es, sobre la base del horror a lo singular, sustituyendo el ideal del arquetipo por la inserción en la muchedumbre. El reino de la cantidad necesariamente aplasta a los auténticos modelos. Se busca formar a un chico que se adhiera a la vida cotidiana, la vida del hombre común, con la escala de valores predominante, que cambia según los vaivenes de la opinión pública.

Este tipo de formación educativa se basa en la exaltación del igualitarismo. En homenaje a él, el colegio deberá obviar la presentación modélica de personalidades excepcionales, los jefes, los santos, los genios, porque tales personajes son anormales. Los arquetipos se ven inmolados en aras de un igualitarismo informe. Recuerdo lo que decía el querido y recordado Anzoátegui en la época en que Kruschev, durante el período de su perestroika, fustigaba duramente la política de Stalin por haber fomentado el culto a su persona:

«La condenación del culto de la personalidad es una de las más bajas abominaciones modernas. Importa el triunfo del culto de la mediocridad, la democratización de los valores humanos, la abolición de la facultad de admirar, de rendir pleito –homenaje al ser superior– que es facultad inherente a la naturaleza del hombre. Stalin fue un criminal. Enjuiciémoslo como tal. Pero no por el delito de no haberse conducido como un mediocre. Porque es preferible admirar al Diablo antes que no admirar a Dios ni al Diablo. Lo primero es diabolismo, que tiene el remedio del exorcismo; lo segundo es eunuquismo, que no tiene remedio».

Terrible aquella expresión de Victor Hugo: «Egalité, traduction politique du mot envie». Quizás la inspiración remota del principio político de la igualdad absoluta no sea otra que la tentación demoníaca a nuestros primeros padres en el paraíso: «Seréis como dioses», pecado de envidia mezclado con soberbia, anhelo prometeico de igualarse a Dios, rechazo de toda superioridad, de todo arquetipo. No en vano afirmaba La Rochefoucauld que los espíritus mediocres condenan de ordinario todo lo que está más allá de su alcance. Lo confirmaba Nietzsche al escribir:

«Hoy en Europa, donde sólo los animales de rebaño usurpan los honores y los distribuyen, donde la igualdad de derechos se convierte en igualdad de injusticia, en hacer la guerra a todo lo raro, extraño y privilegiado, al hombre superior, al alma superior, al deber superior, a la responsabilidad superior, al imperio de la fuerza creadora, al ser aristócrata».

Es el triunfo de la tibieza, la victoria de los hombres castrados, en cuya boca ponía el mismo Nietzsche estas palabras del burgués satisfecho: «Nosotros hemos colocado nuestra silla en el medio mismo, a igual distancia de los gladiadores moribundos que de los cerdos cebados». Y comenta: «Pero eso no es moderación, eso es mediocridad».

El proyecto igualitarista de nuestro tiempo es la expresión más cabal de una civilización decadente, que considera imposible la voluntad de ser alguien, que diluye irremediablemente el pathos de las distancias. La presunta justicia a través de la igualdad es de hecho la injusticia para con los mejores, y por tanto para con todos, privados de la libertad de los mejores. Ya en el siglo pasado, Alexis de Tocqueville había profetizado un espectáculo de este género:

«Quiero imaginar bajo qué rasgos nuevos el despotismo puede producirse en el mundo: veo una multitud de hombres semejantes e iguales, que dan vuelta sin descanso sobre sí mismos para procurarse pequeños y vulgares placeres de los que llenan su alma».

Trátase, indudablemente, de una nivelación por lo bajo, de una contagiosa propagación de la estulticia, según aquello de la Escritura: amicus stultorum similis efficitur –el amigo de los tontos se hace semejante a ellos– (Prov. 13,20). Es allí donde conduce la actitud de aquellos que se proclaman, como dicen, «respetuosos de las igualdades», cuando lo que correspondería es ser «respetuoso de las desigualdades». A este nefasto igualitarismo conduce la formación que se da actualmente en la mayor parte de los colegios, una suerte de borreguización generalizada. Pero cuidando formar borregos que sigan al rebaño a dondequiera que se dirija, acabando por «trasquilarles» las ideas, las pocas ideas que se les haya podido inculcar.


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Continuará...


23 de Julio, Festividad de San Apolinar, Obispo y Mártir


Los antiguos martirológios transmiten la noticia de que San Apolinar fue el primer obispo de Ravena, en el norte de Italia, y que murió mártir, según parece, a fines del siglo II. Pero estas mismas noticias y otras que sobre él se nos transmiten están envueltas en el misterio y rodeadas de multitud de leyendas.

Lo más seguro respecto de este Santo, tan celebrado por otra parte en la antigüedad, es lo siguiente:

San Pedro Crisólogo, obispo de Ravena en la segunda mitad del siglo V (432-452), nos dice en el sermón 128 que Apolinar fue el primer obispo de Ravena y el único mártir de la ciudad. Ahora bien, especificando algo más el concepto de martirio de este Santo, nos comunica a través de ponderaciones oratorias que, de hecho, no murió por efecto de los tormentos y con la efusión de su sangre, por lo cual no podía ser considerado con rigor como mártir. Sin embargo, añade que los trabajos que tuvo que sufrir en el gobierno de su iglesia y la paciencia que mostró en todos ellos, que a veces llegó a la efusión de sangre, permiten considerarle en nada inferior a los mártires. En efecto, según dice él estuvo siempre dispuesto al supremo sacrificio y a punto de ser sacrificado cuando se dejó convencer por las oraciones de su grey, y quedó todavía algún tiempo en este mundo, difiriendo el cumplimiento de sus deseos.

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Los posibles aportes de la Hispanidad


por el R.P. Alfredo Sáenz

Tomado de su libro: La Cristiandad. Una realidad histórica. Cap. 6.


Como quiera que el fin de este curso coincide con el año Centenario del Descubrimiento de América, nos parece adecuado cerrarlo aludiendo a dicho acontecimiento en relación con el tema de la Cristiandad.

La España que nos conquista es la España de los Reyes Católicos, la de Isabel y Fernando; la España que nos educa es la España de Carlos V, ante todo, quien retomó la antigua noción romana de Imperio, según la cual todos los hombres eran considerados al modo de una gran familia, pero transfigurada por la idea de Imperio Católico como marco temporal de la expansión misionera del mensaje evangélico, entendiendo continuar el Imperio Carolingio y el Imperio Romano-Germánico; y también de Felipe II, bajo cuyo reinado «la cristiandad iberoamericana alcanzó su plenitud», según dice Caturelli en el magnífico libro que dio a luz en homenaje al Quinto Centenario (El Nuevo Mundo. El Descubrimiento, la Conquista y la Evangelización de América y la Cultura Occidental, Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla y Ed. Edamex, México, 1991, 357). Es la España del llamado Renacimiento español, que poco tiene que ver con el espíritu renacentista italiano o europeo, y cuyo mejor símbolo parece ser el Escorial, aquel edificio tan sobrio como imponente, edificado según los cánones arquitectónicos de los tiempos nuevos. España resurgió de su secular Reconquista con espíritu de Cristiandad. Podríase decir que cuando el Medioevo declinaba o directamente era erradicado en otros países de Europa, encontró un hogar acogedor en nuestra Madre Patria. Los mejores valores de la cultura grecolatina, asumidos por el Catolicismo, parecieron concentrarse en España y desde allí se irradiaron hasta nosotros.

Hace una década Claudio Sánchez Albornoz, quien vivió muchos años en Buenos Aires, y recorrió diversas naciones de Hispanoamérica, escribió un libro notable sobre el tema que nos ocupa (La Edad Media española y la conquista de América, Cultura Hispánica, Madrid, 1982). «Sólo un pueblo sacudido por un desorbitado dinamismo aventurero –dice allí el fogoso historiador español–, tras siglos de batallas y de empresas arriesgadas, y con una hipersensibilidad religiosa extrema, podía acometer la aventura». De donde deduce que «América fue descubierta, colonizada, cristianizada y organizada como proyección de la singular Edad Media que padeció o gozó España». Más aún, no trepida en afirmar que «si los musulmanes no hubieran puesto pie en España, nosotros no habríamos realizado el milagro de América... La Reconquista es clave de la historia de España y raíz profunda, vivaz, magnífica, de la empresa de América».

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22 de julio de 2008

¿Qué edad tiene su Iglesia?


Tomado de Crux et Gladius












"TU ERES PEDRO Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARE MI IGLESIA Y LOS PODERES DEL INFIERNO NO PREVALECERAN CONTRA ELLA A TI TE DARE LAS LLAVES DEL REYNO DE LOS CIELOS Y LO QUE TU ATES EN LA TIERRA QUEDARA ATADO EN EL CIELO Y LO QUE TU DESATES EN LA TIERRA QUEDARA DESATADO EN EL CIELO" ( MAT I6-I8 )

A CUAL IGLESIA QUIERE PERTENECER USTED ? A LA QUE EL MISMO JESUS FUNDO HACE 2000 AÑOS SOBRE EL APOSTOL SAN PEDRO O A LAS QUE MILES DE AÑOS DESPUES HAN FUNDADO LOS HOMBRES ?


• Si usted es Luterano, su religión fue fundada por Martín Lutero, un ex-monje de la Iglesia, el año 1517.

• Si Ud. pertenece a la Iglesia de Inglaterra, su religión fue fundada por el rey Enrique VIII el año 1534, porque el Papa no le permitió el divorcio con derecho de volver a casarse.

• Si Ud. es Presbiteriano su religión fue fundada en Escocia por John Knox, el año 1560.

• Si Ud. es Congresionalista, su religión fue originada por Roberto Brown, en Holanda, el año 1582.

• Si Ud. es Bautista, debe el contenido de su religión a John Smith, quien la comenzó en Amsterdam en 1606.

• Si Ud. es Holandés reformista, reconoce a Michael Jones como fundador de su Iglesia, porque originó su religión en Nueva York en 1628.

• Si Ud. es Protestante anglicano, su religión es una rama de la Iglesia de Inglaterra fundada por Samuel Seabury en las colonias americanas en el siglo XVII.

• Si Ud. es Metodista, su religión comenzó por medio de John y Charles Wesley en Inglaterra en 1744.
• Si Ud. es Unitario, Teófilo Lindley fundó su Iglesia en Londres en 1774.

• Si Ud. es Mormón (los Santos de los últimos días), Joseph Smith comenzó su religión en Palmyra, Nueva York en 1829.

• Si Ud. es Adventista, debe reconocer a G. Miller como fundador de su secta en 1831, y que de ella se separó en 1845 el grupo de los Adventistas del Séptimo Día, formado por José Bages, Santiago White y Elena G. White.

• Si Ud. forma parte del llamado Ejército de salvación, su secta comenzó en Londres, con Guillermo Booth, en 1865.

• Si Ud. pertenece a la secta llamada Testigos de Jehová, debe saber que su religión fue fundada por Carlos Taze Russell en 1870, y modificada por su discípulo Rutherford en 1918.

• Si Ud. es un científico cristiano, mirará el año 1879 como el año en que nació su religión, que fue fundada por la señora Mary Baker Eddy.

Y éstos tan sólo son algunos ejemplos de las incontables sectas protestantes.

Ahora bien, desde la predicación de Nuestro Señor Jesucristo hasta el nacimiento de éstas y otras sectas, pasó mucho tiempo... pasaron siglos, en que estas sectas no existieron. ¿Dónde se encontraban esas religiones desde Cristo hasta la fecha de su fundación?

Por lo tanto, si no fueron obra de Cristo, ¿de quién fueron obra? ¿Se da usted cuenta que las sectas son invenciones de hombres y no Obras de Dios?

Pero si es CATOLICO APOSTÓLICO Y ROMANO, usted sabe que su Religión fue fundada el año 33 de la era cristiana por Jesucristo, Dios y hombre verdadero, y que no ha cambiado desde entonces.
Los que han pretendido cambiarla han quedado fuera de ella, porque no es posible cambiar la verdad sin abandonarla.
Los protestantes nunca fueron de Jesucristo. Jesús Dios fundó su Iglesia sobre la roca inconmovible de Pedro (San Mateo, XVI, 18).

Sabe también que Jesucristo dijo: «Guardaos de los falsos profetas, los cuales que vienen a vosotros disfrazados de ovejas, mas por dentro son lobos rapaces. De modo que por sus frutos los conoceréis» (San Mateo, VII, 15-16),
Y que asimismo Jesucristo dijo: «Si entonces os dicen: Ved, el Cristo está aquí o allá, no le creáis. Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán cosas estupendas y prodigios, hasta el punto de desviar, si fuera posible, aún a los elegidos» (San Mateo, XXIV, 23-24).

Por consiguiente, no se deje engañar por los llamados «Pastores» protestantes, de cualquier secta que sean, que quieren con sus falsas doctrinas apartarle de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, que es la única verdadera, fundada por Nuestro Señor Jesucristo, que es, como El mismo lo dijo, «el Camino, la Verdad y la Vida» (San Juan, XIV, 6).

22 de Julio, Festividad de Santa María Magdalena


María: "Preferida de Dios"
Magdalena: Se deriva de Magdala, población situada sobre la orilla occidental del mar de Galilea, al norte de la ciudad de Tiberíades, o de expresión del Talmud que significa "rizar pelo de mujer", en referencia a las adúlteras.

«La historia de María de Magdala recuerda a todos una verdad fundamental: discípulo de Cristo es quien, en la experiencia de la debilidad humana, ha tenido la humildad de pedirle ayuda, ha sido curado por él, y le ha seguido de cerca, convirtiéndose en testigo de la potencia de su amor misericordioso, que es más fuerte que el pecado y la muerte».

-Benedicto XVI, 23 Julio, 2006

Formó parte de los discípulos de Cristo, estuvo presente en el momento de su muerte y, en la madrugada del día de Pascua, tuvo el privilegio de ser la primera en ver al Redentor resucitado de entre los muertos (Mc 16, 9)Fue sobre todo durante el siglo XII cuando su culto se difundió en la Iglesia occidental.

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21 de julio de 2008

Sobre la Autoridad


Un lector del blog, el Sr Aldo H. Delorenzi, me envió un e-mail, adjuntándole un discurso de un sacerdote francés del siglo XIX.
Dicho texto versa sobre la Autoridad.
Debo confesar que su extensión me acobardó un poco.
Pero al comenzar a leerlo no pude parar de hacerlo.
¡Qué clarividencia!
Casi diría profético.
Lo publicaré en dos partes, tal cual me los mandaron.
Se los recomiendo con todo énfasis.
Y hago público mi agradecimiento al Sr. Delorenzi, por compartir este texto conmigo y los lectores del blog.
Reproduzco tambien su mail, que tiene algunos datos biográficos del autor.
El mundo, y la Argentina, andan al garete. Entender lo que plantea el artículo es la solución.
Algunos comentarios al márgen son míos, como así también las negritas y resaltados.


"Querido Cruzamante, primero felicitarlo por el nivel del blog, muy bueno el artículo del genetista francés, muy bueno, ya lo difundí inclusive entre mis hijos.
Aquí le mando este escrito del 1858 sobre la Autoridad en la sociedad desde la aceptación de Cristo Rey. Es actualísimo para el tiempo que vivimos con estos gobernantes paganos y egoístas. Espero le guste y pueda publicarlo.
Esta extractado de los discursos del Padre Félix , sacerdote Jesuita Francés del siglo XIX. ( 1860) que ya le comenté, del ciclo de conferencias dados en Notre Dame , Paris durante 1858-1860 con una convocatoria extraordinaria para la época.
También si quiere le mando la parte II que también es buenísima.
Atte Aldo H Delorenzi"


EL PROGRESO SOCIAL POR MEDIO DE JESUCRISTO AUTORIDAD

La autoridad es la primera condición del Progreso social; ella crea el orden por medio de la estabilidad, el movimiento por medio de la libertad, y mediante una y otra la facultad de producir; de ese modo da a la sociedad creada por ella misma estos tres grandes atributos: belleza, grandeza y poderío.
Ahora bien; mientras que la autoridad es lo más necesario que hay para el Progreso social, resulta que la autoridad es también lo que está más comprometido en nuestro siglo. Todo el movimiento que se apellida moderno bajo cualquier aspecto que se le contemple, es una agresión siempre creciente contra la autoridad: el protestantismo, atentado contra la autoridad de la Iglesia; al racionalismo, ateísmo contra la autoridad de Jesucristo; la demagogia, atentado contra la autoridad de los reyes; el socialismo, atentado contra la autoridad de los propietarios: tal es la corriente que arrastra a las sociedades modernas a la destrucción de toda autoridad.
Esa agresión bajo el nombre de Progreso no ha preparado hasta aquí sino nuestra decadencia; en nuestros días ha tomado proporciones que amenazan a todas las sociedades de Europa con un trastorno inaudito; y abre ante nosotros abismos cuya profundidad apenas se atreve uno a medir.
Nada, pues, importa más que hacer ver dónde reside hoy la fuerza moral capaz de servir de salvaguardia al mismo tiempo que a toda legítima autoridad, a nuestro progreso social.
La autoridad es la fuente del Progreso; ¿mas dónde se halla la fuente de la autoridad? ¿Quién la crea en el mundo tal cual debe existir para el Progreso de las sociedades?

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Los curas pederastas


por JUAN MANUEL DE PRADA



HUBO épocas en que los cristianos se acogieron a la disciplina del arcano, ocultando las cosas de la religión a los paganos, pues comprobaban que, por mucho que se esforzasen en explicarles los misterios de su fe, los paganos lo entendían todo del revés y propalaban, por ejemplo, que la Eucaristía consistía en comerse a un niño crudo y otras aberraciones semejantes. Ando en estos días preparando una antología de artículos del gran Leonardo Castellani, a quien últimamente tanto cito, para que los muchos lectores que en estos meses me han preguntado por él puedan disfrutar a la vuelta del verano en una edición accesible de quien, sin duda alguna, es el mejor escritor católico en español del siglo XX; y, entre el bosque de artículos suculentos que Castellani dio a la prensa, me tropiezo con uno titulado «¡Al arcano de nuevo!», en el que con su habitual gracejo propone volver a aquella disciplina de los primeros cristianos, viendo que los señores incrédulos de nuestra época se obstinan en creer que Jesús estuvo enamorado de María Magdalena o que la burra de Balaam se llama así porque milagrosamente una vez baló. Tratar de aproximar la religión a ciertas personas contaminadas por las más rocambolescas mistificaciones lo considera Castellani trabajos de amor perdidos; y propone jocosamente que, en lugar de deslomarnos escribiendo tratados de apologética que rechazarán (aunque luego crean en el espiritismo, o en el Progreso, o en cualquier otra chorrada, pues ya se sabe que cuando se deja de creer en Dios se empieza a creer en cualquier cosa), nos dediquemos a hacerles creer las trolas más jacarandosas. Por ejemplo: que al Papa todos los cristianos deben adorarlo como Dios; o que la Santísima Trinidad la componen la paloma del Espíritu Santo, el Cordero de Dios y el Buey de Belén. Trolas que, indudablemente, se tragarán; pues nadie hay más crédulo que un incrédulo profesional.
Me he acordado de este artículo desternillante de Leonardo Castellani mientras seguía el tratamiento informativo que se ha hecho de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Sydney. El Papa Benedicto XVI ha dicho allí muchas cosas hermosas, incisivas o clarividentes; pero a la prensa sólo le interesa resaltar que ha vuelto a mostrar su vergüenza por los abusos perpetrados por ciertos curas pederastas. O, dicho más exactamente, a la prensa le importa un bledo que Benedicto XVI haya mostrado su pesar por estas conductas abominables, o que haya declarado que el sufrimiento de las víctimas es el suyo propio (pues, en el fondo, a la prensa le importan un bledo tales víctimas). A la prensa le interesa únicamente resaltar que los curas son pederastas; ni siquiera que haya unos pocos curas pederastas que denigran su ministerio, entre tantos miles de curas que cada día lo dignifican y exaltan, sino que los curas son pederastas por naturaleza. Pues, cuando se trata de envilecer a la Iglesia, una golondrina sí hace verano; y de nada sirve que por cada cura pederasta haya mil curas que alivian la miseria de millones de niños, que alumbran el porvenir de millones de niños, que desveladamente trabajan por salvar su infancia desvalida. Todos estos curas nada importan; o importan tanto que se oculta su mera existencia. Pues, si se divulgara, se correría el riesgo de que la gente bienintencionada pensase que tal vez los pocos curas pederastas que desgraciadamente existen entre tantísimos curas admirables son una ilustración de aquella parábola del trigo y la cizaña que nos contó Cristo.
Y de nada sirve que el Papa exprese su pesar ante conductas tan abominables como aisladas y exija que la justicia humana las castigue; de nada sirve que haya mostrado su disposición a limpiar la suciedad que se refugia en el seno de la Iglesia con soluciones dolorosísimas ante las que no le ha temblado jamás el pulso; de nada sirve que haya extremado su celo y reclamado a los obispos que extremen el suyo, vigilando la conducta de sus sacerdotes y seminaristas. A la prensa sólo le interesa propalar que los curas son un hatajo de pederastas; y mañana dirá, si es necesario, que se comen crudos a los niños. Saben que cuentan con una clientela crédula que, por cerrazón de inteligencia o suciedad de corazón, está dispuesta a tragarse sus trolas. Quizá haya llegado el momento de volver a la disciplina del arcano, como pedía Castellani.
Tomado de ABC.es edicion digital

21 de Julio, Festividad de San Lorenzo de Brindis, Confesor y Doctor




Julio Cesar Russo nació en Brindis en 1559. El nombre que había recibido en el bautismo suponía todo un programa. Cesar sería, a lo largo de su vida, un verdadero capitán de Dios, un caudillo de hombres, de un temple poco común, pero con la inteligencia de someter todas sus dotes naturales a las exigencias de la regla franciscana. En 1575, se convertía, en el convento de los Capuchinos de Verona, en el Hermano Lorenzo de Brindis.
Lorenzo era un predicador nato; los años de estudio en Padua hicieron de él un hombre de gran cultura, que empleaba con soltura el francés, el alemán, el griego, el siríaco y el hebreo. A partir de entonces se hallaba ya preparado para convertirse en uno de los constructores de la Reforma católica.
En un principio lo fue gracias a su predicación, que llevó a cabo por toda la Europa central. Se preocupaba menos de los razonamientos que de la fuerza vivificante de la palabra de Dios para ganar a los hombres para el Señor. Pero, además de predicador, era un promotor de la Cruzada. Hizo la campaña de Hungría contra los turcos, yendo al frente de las tropas con su crucifijo en la mano. Fue, finalmente, un diplomático apreciado por los papas y los soberanos.
Se encontraba en Lisboa, tratando con Felipe III la causa de los napolitanos vejados y oprimidos por el virrey Osuna, cuando le llegó la muerte. Era el 22 de julio de 1619. Había recorrido varias veces Europa predicando y consolando. Ya podía descansar el buen operario. Su cuerpo fue enterrado en Villafranca del Bierzo, en León, en el convento de las monjas franciscanas. Fue canonizado por el Papa León XIII el año 1881. Juan XXIII lo declaró Doctor de la Iglesia el año 1959.

20 de julio de 2008

Karl aus dem Hause Österreich (1887-1922)



«El último Emperador católico»

por Paolo Mattei


Es un día de primavera de 1922 en Funchal, capital de Madeira. En la catedral de Nossa Senhora do Monte 30.000 personas asisten al funeral de un Rey de 34 años. El hombre, que fue Emperador en medio de las primeras ruinas humeantes del siglo pasado, había muerto pobre y exiliado en esta isla del Atlántico en los brazos de su mujer, la Emperatriz, el 1 de abril de ese año. La muchedumbre congregada dentro y fuera de la iglesia y la mayor parte de los isleños lo consideran un santo. Su nombre era Carlos, Carlos I, Emperador de Austria y Rey de Hungría. En sus últimas horas, les preguntaba bromeando a los doctores que en vano trataban de curarle la grave pulmonía: Comment allez-vous? Moi je vais bien!.
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Tomado del Blog carlista Núcleo de la lealtad.
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20 de Julio, Festividad de San Jerónimo Emiliano, Presbítero


Nos encontramos ante uno de esos colosos de la caridad y de amor hacia los hermanos. Nació en una familia de rancio abolengo veneciano, los Miani o Emiliani. Su padre era famoso militar y senador. Nació el 1481 en Venecia y sus padres fueron Angiolo y Diomira.Casi no tuvo tiempo de formarse, ya que a los quince años ya tomó las armas y hubo de luchar en defensa de su patria contra los franceses... Unas veces tiene victorias y otras derrotas. Son cosas del oficio.Las enseñanzas cristianas que inculcó su buena madre en su alma no las olvidó jamás, pero la vida militar le sedujo desde un principio y se descaminó como tantos otros compañeros de armas entregándose a una vida que decía muy poco con los principios que de su buena madre había recibido. El cielo le había adornado con muchas cualidades: simpatía, bondad, caballerosidad y por ello arrastraba tras sí a muchos amigos. Tenía un defecto que le costó mucho durante toda su vida arrancarlo de su corazón: era la ira, la cólera, el genio fuerte que en tantas ocasiones le traicionaba... Los malos amigos le llevaron por malos caminos.Su buena madre y hermanos le rogaban abandonase aquellas compañías y que entrase por las sendas del bien... Como no estaba dispuesto a oír la voz de los hombres, fue Dios quien vino en su ayuda y para ello se sirvió de una derrota militar.
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